Esta semana se identificaron dos de los cuatro restos óseos hallados en La Escombrera de la Comuna 13, ese lugar alto donde el bloque Cacique Nutibara de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) tenía un campamento y que eligió como fosa común. Allí, según denuncias, yacen enterradas decenas de víctimas. El hallazgo confirma lo que sus familiares han sostenido desde 2003.
Se supo entonces que los cuerpos hallados eran de una joven de 20 años, coordinadora de un grupo juvenil deportivo; el otro era un vendedor ambulante con discapacidad, de 28 años. Ambos tenían tiros de gracia, es decir, fueron ejecutados a sangre fría por los paramilitares. El hallazgo y su posterior identificación son la piedra angular de una verdad menospreciada por muchos: el exterminio de civiles por parte de paramilitares en la Comuna 13, a tan solo veinte minutos de La Alpujarra.
Hablamos con el magistrado de la Justicia Especial para la Paz (JEP) Gustavo Salazar, quien ordenó las medidas cautelares en la zona hace un par de años y ha movido todo lo necesario para que se volvieran a hacer las excavaciones.
¿Cómo recibieron la noticia de la identificación?
“Con mucha satisfacción por la identificación. En primer lugar, porque son dos familias que tienen un respiro. En segundo lugar, identificar y poder contextualizar en un buen grado quienes son las personas nos ratifican el contexto y nos señala que estamos en el suelo histórico, que era lo que llamábamos ‘la cota 2004’. Quiere decir que estamos en el suelo de los eventos ocurridos en los años 2002 y 2003, eso nos da una gran satisfacción porque ratifica los cálculos que habíamos hecho y que estamos en un escenario de posibilidades, por esto la labor sigue siendo encontrar más cuerpos”.
¿Estos dos identificados estaban en la lista de las personas que ustedes tenían como posibles víctimas enterradas en La Escombrera?
“Sí, las dos personas estaban. Eso es un punto satisfactorio porque quiere decir que la base de datos sí nos ofrece una referencia con alto grado de verdad”.
¿Algún comandante paramilitar había hablado de ellos dos?
“Sí, les habían preguntado a los hombres del bloque Cacique Nutibara, no sé a quién puntualmente, porque fue desde la Fiscalía que remitieron la información. En el caso de la mujer ya hay una investigación, la Fiscalía estaba averiguando la autoría del hecho y hay unos interrogatorios que apenas estamos estudiando. En el caso del muchacho, se le preguntó al Cacique Nutibara y ellos pidieron que referenciar a alias MacGuiver, porque la víctima venía del barrio Belencito, que respondía a las órdenes de él, entonces se le preguntó en septiembre de 2023 y dijo que podía ser difícil porque la persona que operaba en la zona era alias El Calvo, que está muerto. Él pide más elementos para poder identificar”.
¿Fue muy difícil el proceso de identificación?
“Puedo decir que vamos bien, porque hay tres cosas que facilitan la identificación. Primero, contamos con el Instituto de Medicina Legal, que tiene altas capacidades y ha priorizado los casos. Lo segundo es que las estructuras óseas están en muy buen estado, por lo que se logró una construcción antropológica y el perfil genético. Lo tercero es que tenemos una muy buena recolección de muestras biológicas por parte de los familiares, eso explica que la identificación haya sido tan rápida. Justo esas muestras han venido creciendo; desde diciembre hemos recolectado muchas más, porque la gente ha acudido a raíz de esto”.
¿Qué sigue?
“Continúa la excavación como la teníamos programada. La idea es llegar a la cota histórica menos tres metros. Estamos en la cota histórica en algunos lugares; en el hallazgo, estamos 60 centímetros por debajo de esa cota. Este trabajo se ha ralentizado porque sabemos que existe una enorme posibilidad de que haya más cuerpos, y nos tocó modificar la maquinaria. Ahora se realiza una labor mucho más lenta, porque ya no es excavación, sino raspar. Es como pasar de usar un esmeril a una lija en la madera. Esto va a prolongar los tiempos; yo creería que se nos puede ir todo el año en esta labor”.
¿Aumentarán el grupo de trabajo en La Escombrera?
“Sí, ya lo aumentamos; doblamos el equipo forense. Todo el personal, contando la gente de apoyo, son más o menos 40 personas”.
¿Esto tiene repercusión judicial?
“Esto hace parte del macrocaso 08, subcaso Antioquia fase 1, los consideramos crímenes a valorar en términos de imputación para esa fase de operaciones entre los años 2001 y 2003”.
Luego de que ustedes divulgaran algunos detalles de las identidades de las personas halladas, la defensora de Derechos Humanos y representante de víctimas María Victoria Fallon hizo fuertes críticas por cómo se entregó la información...
“Nosotros tenemos una instancia de concertación con las víctimas y las organizaciones. Tenemos 50 mesas técnicas y tratamos de entender todos los procedimientos y formas en términos de la justicia restaurativa. Ella tiene unas inconformidades que ha hecho públicas y sonoras; nosotros tomamos nota, pero no podemos condicionar las publicaciones de la jurisdicción a eso. Estamos dispuestos a escuchar y saber si hay algo qué corregir. Yo lamento que se haya hecho de esta manera, pero sabemos que esto puede pasar y queremos buscar la ruta para aliviarlo y construir una ruta para las comunicaciones, de manera que ella y todos sientan que se garantizan los derechos. Esto es un proceso en construcción; aquí pueden participar, cosa que no pasa en la justicia ordinaria”.
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¿Qué significa esto para la historia de desaparecidos de Medellín y Colombia?
“Creo que lo primero, en términos de los desaparecidos, es que hay que buscar de la mano de las mujeres, de las víctimas que saben, que han averiguado, que conocieron los contextos, momentos y lugares. Todo esto nos obliga a empeñarnos y a tener un compromiso institucional. La JEP no hubiera podido sola; vamos de la mano muy claramente con la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas, con Medicina Legal, con la Fiscalía, con la Unidad de Atención a Víctimas y con la Alcaldía de Medellín. El estado colombiano tiene un diseño suficiente para responder a los requerimientos; hay que volverlo eficiente. Y estos casos ratifican lo dicho en verdad judicial en Justicia y Paz y lo dicho en la justicia ordinaria. Ahora, lo que hacemos es alimentar el proceso a través de elementos probatorios y material que es recaudado de manera autónoma por la Jurisdicción”.
¿Cuándo se menciona por primera vez la escombrera como lugar de inhumación?
“El primer momento no lo tengo claro, pero había denuncias en la primera época, porque las primeras exhumaciones se hicieron en 2003 en la parte de arriba de San Cristóbal, se hicieron exhumaciones en 4 lugares y se encontraron cuerpos; eso fue en un proceso de la justicia ordinaria. La gran pregunta es por qué no se les escuchó a las madres, ese es el gran dolor que tienen las mujeres. Luego, ya a finales de la primera década de este siglo, jefes paramilitares como Don Berna mencionaron a La Escombrera como lugar inhumación, eso ya en Justicia y Paz”.