Este lunes se conoció que a los trabajadores de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) les llegó instrucciones de no acudir a la sede de la agencia en Washington D.C.
A través de un aviso, el personal se debe abstener de asistir a las oficinas. Esto se conoce luego de que el multimillonario y asesor de “eficiencia gubernamental”, Elon Musk, anunciara que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, había acordado con él cerrar la organización.
Al parecer, según medios norteamericanos, 600 empleados dijeron haber sido expulsados del sistema informático de la agencia durante la noche del domingo.
El magnate Elon Musk calificó a la Agencia como una “organización criminal”, mientras que el presidente Donald Trump dijo poco después que está “dirigida por lunáticos radicales” y que está reconsiderando su futuro.
La dependencia encargada de la ayuda humanitaria estadounidense “ha sido dirigida por un puñado de lunáticos radicales, y vamos a sacarlos... y entonces tomaremos una decisión (sobre su futuro)”, dijo el mandatario sin dar más detalles.
Como parte de una de sus primeras decisiones tras regresar a la Casa Blanca el 20 de enero, Trump congeló las ayudas de Washington a otros países por tres meses mientras se comprueba si ese gasto responde a los intereses del país.
Por su parte, Musk aseguró en su red social X que “Usaid es una organización criminal”, al responder a un video en el que se acusa a esa dependencia de presuntamente estar involucrada “en trabajos sucios de la CIA” y en la “censura de internet”.
El también asesor de Trump y dueño de SpaceX fue más allá en otro mensaje. Sin presentar pruebas, preguntó a sus 215 millones de seguidores: “¿Sabían que Usaid, usando SUS impuestos, financió investigaciones de armas biológicas, incluido el covid-19, que mató a millones de personas?”.
Las organizaciones sociales y ONG de Colombia jamás imaginaron que la llegada de Donald Trump al Gobierno de Estados Unidos pondría a prueba su propia supervivencia. La decisión del mandatario de congelar por al menos 90 días los fondos de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) las dejó en una encrucijada: continuar brindando servicios a las poblaciones más vulnerables o asegurar su sostenibilidad financiera.
El año pasado, el 70,6 % de la financiación humanitaria en Colombia provenía de Estados Unidos, lo que evidencia el enorme impacto que tendrá la suspensión de estos recursos, especialmente en un contexto de crisis humanitaria agravada en varias regiones del país.
“La suspensión de la ayuda exterior por parte de los Estados Unidos impacta negativamente en el alcance de la capacidad estatal sobre el territorio y los ciudadanos más vulnerables. Esto es, que la desfinanciación afecta proyectos que fortalecen el alcance de la educación y la salud en zonas periféricas y pobres del país. Asimismo, existen riesgos sobre la continuidad de los proyectos por parte de desmovilizados que han querido emprender económicamente en zonas de postconflicto”, aseguró el profesor de relaciones internacionales de la Universidad Javeriana, Camilo González, en conversación con EL COLOMBIANO.