La existencia de la tuberculosis como una de las principales causas de muerte por enfermedades infecciosas en pleno siglo XXI es una derrota de la humanidad, sin matices. En los últimos años, según la OMS, el mundo ha visto un preocupante aumento de esta enfermedad hasta superar los 9 millones de infectados en 2024.
En Antioquia, en 2024, más de 200 personas fallecieron por esta enfermedad que bien podría estar controlada, pero que a causa de los retrocesos en materia de salud pública ha regresado con fuerza en países como Colombia y el mundo se aleja cada vez más de la meta propuesta por la ONU en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible de erradicarla completamente en 2030.
Sin embargo, investigadores de la Universidad de Antioquia acaban de anunciar un importante avance que devuelve la esperanza de combatir, controlar y posteriormente erradicar esta enfermedad.
Los investigadores del grupo Errores Innatos de la Inmunidad, adscrito a la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, acaban de ganar el Premio a la investigación de mayor impacto en el año, en los Premios Medellín Investiga 2024, con un estudio realizado en conjunto con los laboratorios de Genética Humana de las Enfermedades Infecciosas del Instituto Imagine y la Universidad Rockefeller de Francia y Estados Unidos, respectivamente, que confirma el papel crucial de la molécula Factor de Necrosis Tumoral o TNF en el control de la tuberculosis pulmonar.
Para entender en qué consiste la investigación y sus alcances hay que barajar despacio. Según explicó José Luis Franco, inmunólogo, docente y coordinador del Grupo GEII, desde hace tiempo la ciencia conoce que TNF es importante en la respuesta inmune a la infección por Mycobacterium tuberculosis —bacteria responsable de la tuberculosis—, porque los medicamentos que bloquean el TNF o a su receptor celular disminuyendo la inflamación en pacientes con enfermedades inflamatorias crónicas o autoinmunes, también aumentan, en algunos pacientes, la probabilidad de desarrollar tuberculosis. Sin embargo, esta es la primera vez que se describe la deficiencia congénita completa de TNF en humanos, complementó el investigador.
El hallazgo de la investigación fue posible tras identificar que en el ADN de dos adultos jóvenes el gen que contiene las instrucciones para producir el TNF tenía un error —antes se le llamaba mutación y ahora denominado variante—, que suprimió su producción en los glóbulos blancos. El análisis genético se realizó a dos personas integrantes de una misma familia, quienes fueron sanos durante toda su vida, pero desde los 19 años desarrollaron tuberculosis, uno de ellos de manera recurrente.
“TNF forma parte de un grupo de proteínas inmunitarias llamadas citocinas y protege directamente a una gran variedad de animales de las infecciones a través de múltiples mecanismos, entre ellos la regulación de la inflamación. De hecho, las terapias basadas en el bloqueo de TNF que se utilizan para tratar enfermedades inflamatorias crónicas humanas conllevan un riesgo considerable de infecciones potencialmente mortales, en particular las causadas por Mycobacterium tuberculosis”, detalló Andrés Augusto Arias, doctor en Ciencias, docente de la Escuela de Microbiología de la Universidad de Antioquia e investigador del grupo GEII.
Lo explicado hasta ahora es clave porque, según detalló Franco, el estudio de la tuberculosis hasta ahora se había concentrado en la biología de la microbacteria, en la respuesta del sistema inmune a la infección y los factores externos que contribuyen a su desarrollo para prevenirlos y mitigarlos. Sin embargo, este enfoque dejó de lado que muchas veces “es el paciente quien tiene la respuesta que buscamos, pues en el ADN de nuestro genoma están las instrucciones, incluso de cómo respondemos a las infecciones”, enfatizó el investigador.
El TNF se asocia al control de más de 180 enfermedades en humanos. Se trata de la molécula citoquina que el cuerpo necesita para desencadenar la inflamación y con esto proteger el organismo contra infecciones. Pero, un exceso de TNF puede provocar una inflamación crónica y en consecuencia enfermedades inflamatorias y autoinmunes como la artritis.
Las células que ejercen esa primera respuesta de protección del organismo se llaman fagocítifcas y andan por todo el cuerpo inspeccionando que no halla presencia de microorganismos, como el que produce la tuberculosis. Las fagocíticas pueden empezar a producir moléculas en altas cantidades, las citoquinas, entre estas la TNF.
Cuando esto pasa, explica Arias, los glóbulos blancos que liberan la TNF envía a los tejidos indicaciones para que activen las células del sistema inmune. Si se trata de una infección, el mensaje es: “célula, usted debe empezar a atacar ese microorganismo y destruirlo porque está causando una enfermedad”, ilustra Arias.
Lo que hallaron los investigadores en los dos adultos que participaron en la investigación y presentaban deficiencia hereditaria de TNF, marca la posibilidad de encontrar nuevas alternativas de tratamientos para curar la enfermedad y también para prevenirla. “Estos pacientes tienen una variante genética que llevó a que su sistema de defensas carezca de TNF desde el nacimiento, por lo que uno esperaría que tuvieran varias enfermedades, ya que el TNF es considerado como una citocina muy importante. Se pensaba que era imposible que alguien sobreviviera sin ella, e incluso surge la pregunta de por qué no desarrollaron tuberculosis en la infancia. Lo anterior nos lleva a pensar que deben existir mecanismos inmunológicos que compensan esa pérdida y que en algún punto dejan de ser suficientes para contrarrestar la infección por Mycobacterium tuberculosis”, recalcó Arias.
“Si esta molécula está relacionada con tantas enfermedades en humanos, ¿cómo es posible que ellos solamente sufran de tuberculosis? Ahora, los pacientes están por encima de los 30 años, y no sabemos qué irá a pasar de aquí en adelante, pero los supervisaremos. Sin embargo, aunque es un hecho que efectivamente el TNF es fundamental para el control de la tuberculosis, estos resultados nos han puesto a reflexionar y a mirar atrás para revisar algunas cosas de lo que hemos aprendido del TNF hasta ahora”, concluyó Franco.