Edwin Alfonso Tuberquia nació el 12 de junio de 1993 en Buriticá, Occidente de Antioquia. Tiempo después, su familia se trasladó al vecino municipio de Peque. Allí vivió con su mamá y sus hermanos hasta agosto de 2013, cuando desapareció. “Él era muy comelón, le encantaba la bandeja paisa, pero también era muy charro, salía con unas cosas mi muchacho”, recordó Rosa Tuberquia, su madre, quien siguió contabilizando la edad de su hijo cada 12 de junio. Once años después, Rosa recibió el cuerpo de su muchacho, en un acto de entrega digna realizado por la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas.
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En lo que pareciera una coincidencia de la vida, el 12 de junio de 2024, en desarrollo de la primera fase de intervención al Cementerio Central de Apartadó, realizada por la Unidad de Búsqueda en articulación con la JEP y Medicina Legal, Rosa llegó al camposanto para participar en la recuperación de un cuerpo que podría corresponder al de Edwin, quien ese día, recordó ella, cumpliría 31 años.
La investigación humanitaria y extrajudicial fue realizada por la Entidad dentro del Plan Regional de Búsqueda Eje Bananero de la territorial Urabá Región. En esta se estableció que en la bóveda D105 del pabellón Ángel de Mi Guarda 1 se encontraba el cuerpo de un hombre con 1,85 metros de estatura, de 20 años al momento de su muerte, de cabello corto, ojos color miel, piel blanca y con cédula de ciudadanía de Peque, quien murió el 10 de octubre de 2013 en hechos asociados al conflicto armado ocurridos en la vereda Miramar del municipio de Apartadó, Urabá antioqueño.
Esta información se contrastó con los datos aportados por la familia en la solicitud de búsqueda, en la que algunos parientes indicaron que Edwin tenía el dedo pulgar izquierdo un poco inclinado y que se estaba realizando un tratamiento odontológico, por lo que tenía brackets en sus dientes. Ambas características fueron verificadas por el equipo forense de la Unidad de Búsqueda durante la exhumación. Desde ese momento, Rosa estuvo segura de que se trataba de su hijo.
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Ese mismo día, en un proceso de verificación de correspondencia de información postmortem, llevado a cabo en el sitio, el equipo forense examinó el cuerpo para recolectar más información y cruzarla con los datos descritos en la necropsia asociada a la bóveda D105, la cual indicaba que el cuerpo inhumado en este lugar correspondía al de Edwin Alfonso Tuberquia, identificado el 21 de octubre de 2013 mediante cotejo dactiloscópico.
Aunque el resultado de la verificación fue positivo, es decir, concluyó que se trataba de Edwin, porque había correspondencia entre el cuerpo examinado y la información de la necropsia, debido al elevado deterioro de las estructuras óseas, los profesionales de la Unidad de Búsqueda solicitaron un cotejo genético ante el Instituto Nacional de Medicina Legal. Luego de cotejar el ADN del cuerpo con las muestras biológicas aportadas por la familia Tuberquia, dicho instituto confirmó la identidad.
Rosa pidió que la entrega digna de su hijo tuviera lugar en el municipio de Peque; su tierra de arraigo y el último lugar donde compartió en vida con su familia. En una emotiva ceremonia católica, su madre, sus hermanas, su sobrino y sus amigos cercanos rindieron homenaje a la vida de Edwin, escribieron mensajes en su memoria y celebraron las sonrisas que solían generar sus ocurrencias. Así le dieron el último adiós antes de depositar su cuerpo en el cementerio local. El acto fue realizado por la territorial Antioquia de la Unidad de Búsqueda.