En el marco de la estrategia contra el hurto, la Administración Distrital y la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá adelantaron un operativo de verificación en locales dedicados a la compra y venta de celulares en el Centro Comercial Ópera, en el centro de la ciudad.
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Durante la jornada, se inspeccionaron más de 500 celulares, de los cuales cinco tenían reporte de hurto. Además, se incautaron 45 equipos y 76 pantallas sin documentación, y dos personas fueron capturadas por receptación. También se aplicaron siete suspensiones temporales de la actividad comercial, se inmovilizaron 12 motocicletas y dos taxis, y se impusieron 52 comparendos por infracciones al Código Nacional de Tránsito.
“Estamos detrás de toda la cadena criminal, del que roba, pero también del que vende lo robado y del que compra lo robado. A los comerciantes legales les reiteramos todo nuestro apoyo y acompañamiento las únicas personas que deben preocuparse con estas intervenciones son aquellas que tienen algo que esconder”, aseguró el secretario de Seguridad de Medellín, Manuel Villa Mejía.
En el operativo participaron de más de 250 profesionales de la Seccional de Investigación Criminal, el Grupo de Fuerza Disponible, Unidad Nacional de Diálogo y Mantenimiento del Orden (UNDMO) y las secretarías de Seguridad y Convivencia y Movilidad, se revisó la documentación de los establecimientos y los números IMEI de los equipos móviles.
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En febrero del año pasado, recién comenzada la alcaldía de Federico Gutiérrez, las autoridades hicieron otro gran operativo en el Ópera que terminó con la incautación de 75 celulares y el cierre de todo el establecimiento comercial por tres días.
La Alcaldía de Medellín informó que estos operativos continuarán para combatir el hurto de celulares y desarticular las estructuras que los venden. Además, hicieron un llamado a los comerciantes formales a contribuir con la legalidad verificando quiénes son sus proveedores y vecinos.
Hace 28 años, en el cruce entre Palacé y Maracaibo, en el centro de Medellín, el antiguo teatro Ópera se convirtió en un pequeño pasaje comercial donde había algunas cafeterías y locales donde se vendía ropa de mujer, revistas e incienso.
Con la aparición de los celulares y su masificación, algunos de los locales que estaban vacíos empezaron a ser ocupados por negocios donde se reparaban, compraban y vendían. El pasaje comercial se fue popularizando y se volvió monotemático. Hoy en día, de 60 locales que tiene, apenas unos cinco hacen cosas diferentes: hay un par de restaurantes y un negocio de duchas. De resto, desde la entrada hasta la salida, desde el primer hasta el tercer piso lo único que hay son teléfonos celulares con sus respectivos accesorios de todas las marcas y de todos los precios.
Pero no solo el pasaje comercial se inundó de teléfonos móviles. El nombre que se fue haciendo el Ópera en la ciudad lo hizo expandirse. Justo el edificio del lado se llama los “Mayoristas del Ópera”, a unos cuántos pasos queda el “Ópera mall” y el “Ópera Plaza”, todos iguales pero diferentes.
De manera que ahora cuando la gente habla del Ópera difícilmente se refiere a un edificio en particular, se trata de casi una manzana entera.