La profesora y matemática Ana Mercedes Pérez está viviendo un calvario en su vida luego de ayudar a Héyder Carlosama, un exprofesor de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC) e ingeniero civil y ambiental, que buscó en Pérez a alguien que podría servirle como codeudora a fin de solicitar un crédito educativo y hacer un doctorado en la Universidad de Berkeley, en Estados Unidos. Sin embargo, este último no terminó el doctorado y desapareció, dejando a la profesora con una deuda de más de $1.200 millones.
Ana Mercedes empezó a vivir un tormento cuando vio cómo se esfumaba el sueño de disfrutar la vejez en un pequeño lote de su pueblo natal Paipa (Boyacá), el único bien que tenía y que la UPTC le embargó, así como el cobro de la obligación con la que su amigo la involucró y que hasta el sol de hoy sigue sumando.
Héyder Carlosama había pedido en 2008 una comisión remunerada a la UPTC para iniciar sus estudios en doctorado en la mencionada universidad estadounidense. Esta solicitud fue aceptada con el apoyo de Colciencias, pero con la condición de que debía terminar en cuatro años y medio o, de lo contrario, se lo cobrarían como un crédito educativo. Para cumplir con el trato, el ingeniero necesitaba a dos codeudores que respondieran en caso de no poder cumplir con su obligación, además debía enseñar lo aprendido, como docente, por nueve años en la UPTC.
La profe Ana Mercedes contó a El Espectador que Carlosama la buscó a ella porque ya tenían una relación casi como de familia: “Yo firmé papeles. Yo solo miré el programa que él tenía que hacer, el proyecto que tenía me parecía muy interesante y acorde con la escuela de Ingeniería Geológica”, dijo en entrevista.
Entérese: ¿Gasto en burocracia empujó a la economía colombiana en febrero? Críticas de gremios tras cifras del Dane
El 2012 era el año en que el ingeniero debía terminar su doctorado; pero no fue así, la UPTC le tuvo que prorrogarle un año más de manera remunerada... y tampoco, por lo que nunca se doctoró y tampoco quiso volver a sus funciones en Estados Unidos. Y aunque la UPTC llevó el caso a la Corte Constitucional, el profesor no se salvó de pagar la deuda $320 millones que valía sus estudios de doctorado en la Universidad de Berkeley.
Al no encontrar respuesta sobre el paradero de Carlosama, aparecieron los nombres de Ana Mercedes Pérez y Segundo Jacob Rodríguez Guzmán, las personas que firmaron como codeudores. Ellos debían responder en caso de que el ingeniero no pagara la deuda, pero Rodríguez desapareció, dejando a Pérez como única responsable de la millonaria obligación, según contó ella a El Espectador.
Siga leyendo: Encender otra vez la luz en Vigía del Fuerte costará $3.500 millones
Agregó que en 2016, la UPTC le embargó un porcentaje del sueldo: “Me asusté mucho y la única solución que tuve fue renunciar y pensionarme. Fue muy duro porque me tocó salir de un momento a otro de la universidad, cuando esta era mi vida y donde podía trabajar en lo que amo hasta los 75 años”, explicó Pérez al medio de comunicación citado.
También dijo que hoy en día vive en un apartamento que arrendó en Paipa y que su única alternativa fue pasar las propiedades que tenía a nombre de sus hijas. Así mismo, mencionó que la UPTC (con el visto bueno del Juzgado 4 Civil del Circuito de Tunja) le inició en 2016 el cobro ejecutivo de los derechos del lote como garantía por la deuda de Héyder Carlosama, misma obligación que ya va en $1.209′053.422 y con cobros por intereses mensuales que han llegado hasta los $12 millones.