“Petro apoya, lamentablemente, a Hamás”: director de la División de América Latina de la cancillería de Israel

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SEMANA: El mundo fue testigo la semana pasada del triste final de la familia Bibas. ¿Cómo procesa Israel este dolor?Mattanya Cohen: Quisiera empezar con una perspectiva más amplia. El 7 de octubre de 2023 fue el día más negro, más oscuro en la historia del Estado de Israel. Es el día más difícil que hemos vivido desde el Holocausto, hace 80 años. Ese día, 1.300 israelíes fueron asesinados.Frente a la población en Colombia, es como si 7.000 colombianos fueran asesinados en un solo día. Hamás violó mujeres, masacró niños y quemó vivos a ancianos. Además, secuestró a 250 israelíes, de los cuales 59 siguen lejos de su hogar. Estos 500 días no solamente han sido una guerra entre Israel y Hamás, sino también una guerra contra Irán, la cabeza de una peligrosa serpiente en el mundo.SEMANA: ¿Cuál es este entramado?M.C.: Israel empezó una guerra de siete frentes. Gaza es una. Cisjordania, la segunda; Líbano, con Hezbolá, la tercera; Siria, la cuarta; Irak, la quinta; Yemen, la sexta. Por supuesto, hay frontera directa con Irán, país que lanzó cientos de drones explosivos y misiles contra Israel en abril de 2024. Tras el 7 de octubre, nuestro país entró en la situación más difícil en su historia. Llevamos 800 soldados muertos en esta guerra. Hoy tenemos un alto al fuego en Líbano y otro en Gaza. De manera personal, puedo decir que cada israelí vive un trauma, todos conocemos a alguien que murió en este día negro.SEMANA: ¿Cómo se siente este cese al fuego?M.C.: Israel pagó un precio muy alto. Liberamos a cientos de terroristas, asesinos que tienen sus manos manchadas con sangre israelí. Por semana, estamos recibiendo tres o cuatro secuestrados, que vienen en situaciones humanitarias grotescas. Hay que recordar que estamos en una guerra contra una organización terrorista extremista que en su carta fundacional dice que su deseo es eliminar el Estado de Israel. Es decir que no tenemos derecho a existir. En este contexto se dio lo que el mundo vio de la familia Bibas.SEMANA: ¿Cómo vivió Israel este dolor colectivo de perder una mamá y dos niños tan chiquitos?M.C.: La semana pasada no hubo un israelí, un judío, un ciudadano en el mundo que realmente no conociera esta situación y tuviera lágrimas en sus ojos. Una semana antes, los terroristas liberaron al padre. El 7 de octubre, él salió de su casa para defender a su familia y lo capturaron. Estaba seguro de que estaba poniendo su vida para salvar la de su esposa, Shiri, y sus dos niños pequeños. Pero, horas después, Hamás entró a su casa y los secuestró.Durante todo este tiempo, oramos porque estuvieran vivos. Lo que descubrimos es que dos o tres semanas después fueron asesinados de una manera muy cruel, que no quiero describir. Cuando Yarden Bibas fue liberado, él no sabía nada. Fue en la libertad que descubrió esa tragedia.SEMANA: La ONU calificó la forma como entregaron los cuerpos como una propaganda “abominable”.M.C.: Fue algo horrible. No recuerdo, en la historia de las relaciones internacionales, un intercambio de rehenes así. A los últimos dos jóvenes israelíes, los terroristas los llevaron en una camioneta y, de lejos, los pusieron a ver cómo sus amigos volvían a casa, mientras ellos seguían secuestrados, no en una cárcel con tres comidas al día, sino en túneles bajo tierra, sin aire, sin agua, muchos de ellos heridos.Hamás también publicó el video de la despedida de Eitan y su hermano Iair Horn. El mayor fue liberado y el menor se quedó en Gaza. Y este abrazo lo filmaron. Estudié mucho la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Los nazis hicieron cosas quizás peores, pero nunca filmaron eso para publicar su crueldad. Yo creo que el mundo no conocía una crueldad semejante.SEMANA: Esa crueldad también quedó clara en el hecho de que Hamás no entregara el verdadero cuerpo de Shiri Bibas. ¿Lo ven como un incumplimiento?M.C.: Yo no entiendo eso. ¿Qué pensaron? ¿Que iban a entregar el cuerpo de una mujer árabe y nosotros lo íbamos a enterrar sin chequearlo? Fue algo horrible. Lo que quiero expresar es que Hamás no tiene límites. Claro que es un incumplimiento del acuerdo. Israel terminó la primera fase y todavía tenemos 59 secuestrados. Por lo menos 24 están vivos y queremos traerlos a casa.SEMANA: ¿Habrá una segunda fase del acuerdo?M.C.: Tenemos una nueva propuesta del enviado de Estados Unidos al Medio Oriente, Steve Witkoff. Él tenía un nuevo plan de prolongar esta primera fase en 50 días más para la época del Ramadán, el mes sagrado del calendario musulmán, y para la Pascua judía. Esta fase permitiría el regreso de todos nuestros secuestrados. Lamentablemente, Hamás rechazó la oferta.SEMANA: ¿Qué papel ha desempeñado el presidente Donald Trump en esta guerra?M.C.: Desde mi punto de vista, el presidente Trump es el mejor amigo que Israel ha tenido en la Casa Blanca desde su creación como Estado, en 1948. Y no solamente el presidente Trump. También su secretario de Estado, Marco Rubio, su embajador ante la ONU y todas las personas que trabajan con él. No apoyan a Israel porque sean israelíes, sino porque saben que Israel tiene la razón en este conflicto. Frente al cese al fuego, creo que sin la presión de Trump no habríamos llegado a este momento. El presidente Trump llegó con una idea creativa sobre Gaza.Esa franja, desde 1948 hasta 1967, fue controlada por Egipto. Desde 1967 fue controlada por Israel hasta 2005. Y desde que la entregamos de manera unilateral a los palestinos, y luego cuando la tomó Hamás en 2007, lo que hemos recibido son miles de misiles contra Israel. Trump propone una idea de migración voluntaria para los palestinos. Allá, antes de la guerra, el 44 por ciento de los jóvenes dijeron que querían emigrar.SEMANA: Usted dijo que este es el peor momento de las relaciones entre Israel y América Latina. ¿Por qué?M.C.: Llevo más de 30 años trabajando con América Latina. Tenemos allí grandes amigos. El presidente Milei fue el primer jefe de Estado latinoamericano que visitó Israel tras la guerra. En Paraguay, el presidente Santiago Peña no solamente vino a Israel, sino que también decidió trasladar la embajada de su país de Tel Aviv a nuestra capital, Jerusalén. No tengo ninguna expectativa con las dictaduras, es decir, Cuba, Venezuela y Nicaragua. Ellos no tienen relaciones con Israel y espero que algún día regresen a la democracia. Pero tenía otra expectativa de los países democráticos.Tras el 7 de octubre, cuatro países llamaron a sus embajadores, incluido Colombia, cuando el presidente Petro, en una decisión equivocada, rompió relaciones diplomáticas con Israel. De nuevo, hubo dos lados en esta guerra: un país democrático y pacífico contra un grupo terrorista que asesinó, violó, torturó a miles de inocentes. Y el presidente Petro apoya, lamentablemente, a esta organización. Creo que él se equivocó.SEMANA: ¿Qué se perdió con este rompimiento?M.C.: Con franqueza, quiero decir que, específicamente sobre Colombia, por esa decisión del presidente Petro, no perdió el pueblo israelí, sino el colombiano. Voy a explicar por qué. Israel es un líder mundial en agricultura, en agua, en seguridad, y colaboramos con nuestros amigos colombianos. Cuando no hay relaciones diplomáticas, tampoco hay relaciones de cooperación. Entonces, toda la cooperación de Israel a Colombia se perdió.SEMANA: El presidente Petro no solo rompió relaciones, sino que también ha comparado al primer ministro con Hitler y ha acusado a Israel de ser “nazi”. ¿Usted considera que eso responde a un antisemitismo?M.C.: Yo lamento mucho esas expresiones. Cada líder mundial que hace la equivalencia entre el pueblo de Israel, el pueblo judío y el nazismo se equivoca. El antisemitismo es el odio contra los judíos, sin ninguna razón diferente a la de ser judío. El antisemitismo moderno es odio contra el Estado de Israel, y el Estado de Israel es el Estado de los judíos.No se puede comparar a Benjamin Netanyahu con Adolf Hitler. Hay cosas que no se hacen y nosotros no podemos aceptar eso, porque los nazis y sus colaboradores asesinaron a 6 millones de judíos, incluidos un millón y medio de niños. Nosotros no vamos a olvidar eso. Llamo a los lectores en Colombia y en América Latina a luchar contra el antisemitismo, la xenofobia y el racismo, porque el futuro de la humanidad está solo en la paz, prosperidad y armonía entre los países.

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