Inflación: ¿Por qué no baja? Factores que explican su estancamiento y sus perspectivas

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El comportamiento de la inflación en febrero se desbordó. Aunque es habitual que en los primeros meses del año los precios tengan un incremento mayor, para dicho mes estuvo, incluso, por encima de lo esperado por el mercado.En el segundo mes del año, la inflación fue de 1,14 por ciento, superando la expectativa del mercado, que promediaba 1,01 por ciento. Esto llevó la inflación anual al 5,28 por ciento, por encima del 5,22 por ciento del mes inmediatamente anterior.“Los resultados fueron peores de lo esperado. Aunque ya éramos pesimistas, nos sorprendió negativamente”, señala César Pabón, director de Estudios Económicos de Corficolombiana.El comienzo de año suele ser un periodo complicado para reducir la inflación debido a los ajustes de precios de fin de año. De hecho, según cálculos de la consultora Raddar, los tres primeros meses representan el 53 por ciento de la inflación causada en el año.Sin embargo, en esta ocasión, se sumaron factores como, lo que han llamado distintos analistas, “el desproporcionado” incremento del salario mínimo para 2025, la volatilidad del dólar y los aumentos en los regulados, especialmente en el transporte masivo y los servicios públicos –en particular el gas–, ante las necesidades de importación por cuenta del déficit de gas en firme para atender los mercados de vivienda, industria y vehículos. Para Pabón, este panorama ha mantenido la inflación estancada por cuatro meses consecutivos.De acuerdo con un análisis del Banco Popular, el rubro de alojamiento-servicios públicos aumentó 1,16 por ciento en febrero, lo que se traduce en un incremento anual de 6,58 por ciento frente a 6,48 por ciento en enero. La principal explicación de este aumento se encuentra en el precio del gas, que presentó una inflación mensual del 14,42 por ciento y anual del 22,19 por ciento.“Es una gran preocupación. Hace unos meses no estaba claro si estos incrementos se materializarían, sobre todo porque el temor a un fenómeno de El Niño más prolongado se ha disipado. Sin embargo, persisten los riesgos de desabastecimiento en los servicios públicos, lo que ha hecho necesario recurrir a medidas como la importación, que naturalmente eleva los costos. A esto se suman las dificultades financieras y la baja inversión en estos sectores, factores que ya están pasando factura. Como son problemas de largo plazo, no esperamos una corrección significativa en el corto plazo”, analiza Pabón.Daniel Velandia, economista jefe de Credicorp Capital, considera que las proyecciones se desfasaron, pues no estaba incorporado el tema de los precios del gas, que, según sus cálculos, aporta cerca de 16 puntos básicos. “Eso es histórico, pero, por otro lado, estábamos viendo un desempeño más favorable de los alimentos, que al final no lo fue tanto. Entonces, hubo una combinación de aumento de precios del gas con aumento de los alimentos superior a lo esperado”, explica. De hecho, el Banco Popular señala que los alimentos han completado cuatro meses consecutivos con inflación al alza, situándose en un 4,56 por ciento tras haber alcanzado un mínimo de 1,75 por ciento en octubre de 2024.“Aunque la reducción del dólar en los primeros meses de 2025 ayuda a disminuir la presión sobre los alimentos, es importante tener en cuenta que, incluso con un dólar a 4.120 pesos, esto representa una devaluación del 4,8 por ciento en comparación con febrero de 2024”, agrega esta entidad.Los arriendos, una de las principales resistencias para reducir la inflación en 2024, dieron un respiro, al pasar de 7,16 por ciento en enero a 6,67 por ciento en febrero.Todo indica que este será otro año sin llegar al rango meta del 2 al 4 por ciento fijado por el Banco de la República, y hasta las nuevas proyecciones están llevando la inflación en ascenso, ubicándola al cierre del año más cerca del 4,5 por ciento. Reto duro el de la Junta Directiva del Emisor en su próxima reunión para definir qué hará con las tasas.

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