Se destapa la hermana de Pablo Escobar: reveló quién entregó a Carlos Lehder, habló de la toma al Palacio de Justicia y de la financiación a Belisario Betancur

Section

SEMANA: Carlos Lehder, uno de los narcotraficantes aliados del cartel de Medellín, regresó a Colombia tras pagar 33 años de cárcel en Estados Unidos. ¿Qué sintió cuando lo vio?ALBA MARINA ESCOBAR: Me alegra mucho que las personas hayan regresado. Me da mucha tristeza que haya tenido que pagar tantos años de cárcel. Sinceramente, me alegro.SEMANA: Igual suerte hubiera ocurrido con su hermano Pablo Escobar si se hubiera sometido a la Justicia.A.E.: Pablo siempre prefirió una tumba en Colombia a una cárcel en Estados Unidos. Hubiera sufrido más viéndolo en una cárcel gringa.SEMANA: Pero posiblemente estuviera vivo.A.E.: Pablo aún está vivo en el corazón de mucha gente.SEMANA: ¿Qué tan amigo fue Pablo Escobar de Carlos Lehder?A.E.: Pablo protegió mucho a Lehder y fueron muy amigos. Recuerdo una vez que él me pidió que fuera a una de las caletas a llevar a un médico porque Carlos Lehder tenía paludismo. A él le habían hecho un allanamiento en una finca en los Llanos y se metió en un sitio selvático y le picaron miles de zancudos. Lo llevé al médico para que lo atendiera. Lo vi varias veces en las caletas de Pablo, conversé poco con él y lo observé muy apersonado de lo que hacía. Casi siempre tenía una cantidad de balas, de municiones terciadas en el pecho, como si fuera a ir a la guerra, pero en la selva. Me pareció muy gracioso porque ninguna de las personas que estaba con Escobar hacía eso. Lehder tenía siempre un solo tema: acabar con el poder de la gente en Estados Unidos. A mí, más o menos, se me parecía como a las ideas de Adolf Hitler. Él se creía como de la superraza alemana; tiene ancestros alemanes.SEMANA: La relación entre Pablo Escobar y Carlos Lehder no terminó bien. ¿Por qué?A.E.: Esa relación no terminó bien porque Carlos Lehder le mató a Pablo Escobar un guardaespaldas. Fue a sangre fría. Incluso, en la habitación donde ocurrieron los hechos, en la Hacienda Nápoles, todavía estaban los changones en el piso. ¿Qué hubo detrás? Es una historia que no debo contar, pero, a raíz de lo ocurrido, Pablo se molestó mucho y cada uno se fue por su lado. Pablo le dijo a Carlos que no lo iba a proteger más y que no andaría más con él.SEMANA: Carlos Lehder le dijo a SEMANA que fue Pablo Escobar quien lo entregó a las autoridades colombianas para que lo extraditaran.A.E.: Eso no es cierto. Si había una persona que odiaba a los sapos era Pablo. Él no hubiera entregado a nadie. Según lo que me contaron, Carlos Lehder estaba en una finca en Marinilla (Antioquia), donde bebía y consumía mucha droga con otras personas. Había un mayordomo y él sintió miedo de toda esa gente armada, y fue y denunció que en esa finca había muchas personas extrañas. Ahí fue cuando la Policía encontró a Lehder. Si recuerdan, cuando lo capturaron, los uniformados dijeron: “Se nos apareció la Virgen”. Las autoridades fueron a ver qué pasaba en esa finca, pero no imaginaron que él estuviera ahí.SEMANA: Lehder dice que Escobar fue quien ordenó el magnicidio del exministro Rodrigo Lara Bonilla, un tema que les cambió a ustedes la vida por completo.A.E.: Esa muerte sí nos cambió la vida por completo. Pero no solamente Pablo hizo las cosas que dicen que hizo. ¿Cómo sabe él?SEMANA: Lehder dice que habló con Escobar en Nicaragua y le reclamó por esa muerte.A.E.: Yo estuve en Nicaragua y nunca vi a Lehder. Estuve mucho tiempo. Allí estuvo el Mexicano (Gonzalo Rodríguez Gacha) y su esposa, además de Victoria, esposa de Pablo, y mi mamá.SEMANA: ¿Escobar le habló de Rodrigo Lara Bonilla?A.E.: Hablaba con Pablo de las propiedades que tenía, le pagaba los impuestos, le hacía las declaraciones de renta, pero nunca hablé con él sobre Rodrigo Lara Bonilla ni de nadie. La gente dice que Pablo mandó a matar al exministro. No sé, pero con él había mucha más gente. No era Pablo solo. Toda la gente del cartel de Medellín y los demás carteles de Colombia luchaban para que no hubiera extradición, y Lara era uno de los principales gestores de la extradición. Inclusive, en algún momento me hicieron un montaje, dijeron que yo era la autora intelectual de la muerte de Lara Bonilla, y yo demostré que eso no era así.SEMANA: ¿Pablo Escobar mandó a matar a Rodrigo Lara Bonilla por sugerencia de Alberto Santofimio?A.E.: No. Fue por las cosas que hizo Lara Bonilla. Ellos (los Extraditables) estaban bregando para que no hubiera extradición. Eso no fue que Santofimio le dijera a Pablo que lo hiciera o no. Es más, le digo: Pablo no recibía órdenes de nadie.SEMANA: ¿Pablo Escobar tuvo algo que ver con la toma del Palacio de Justicia?A.E.: Sí. Pablo quería que quemaran unos documentos, unos expedientes en su contra. Fueron a quemar los expedientes, pero en esas se metió la fuerza pública y eso se volvió una cosa muy horrible. El objetivo no era matar a personas, sino quemar los expedientes. Yo se lo escuché a Pablo.SEMANA: Reitero, ¿esa versión se la escuchó a Pablo Escobar?A.E.: Se la escuché a Pablo. Yo también conocí a mucha gente del M-19 que, de algún modo, pudo haberle ayudado. Reitero: solo iban a quemar unos expedientes.SEMANA: ¿Pablo Escobar y el cartel de Medellín financiaron la campaña política de Belisario Betancur?A.E.: La oficina de Pablo en Medellín, donde le patrocinaron la campaña política a Belisario para ser presidente, se volvió un tropel cuando el entonces presidente autorizó la figura de la extradición. Los guardaespaldas cogieron a bala un póster publicitario de Belisario. Recuerden que en plena campaña, un Domingo de Ramos, el cura de Puerto Triunfo (Antioquia), cuando daba la hostia, decía a sus fieles: “Acuérdese de que hay que votar por Belisario”. Era mandado por Pablo. Al padre lo mató la guerrilla.SEMANA: Carlos Lehder dijo que Escobar no tuvo responsabilidad en la toma del Palacio.A.E.: Yo hablo sobre lo que me dijo Pablo.SEMANA: ¿Le dejó algo Escobar?A.E.: Haberme enseñado a leer, a nadar, a montar en bicicleta, haberme valorado. Eso es más valioso que cualquier cantidad de millones de dólares.SEMANA: ¿Terminó millonaria? Su hermano era el capo más grande del narcotráfico de Colombia en los noventa.A.E.: Nunca fui ambiciosa. Esa cantidad impresionante de dinero, porque sí era mucha, Pablo la invirtió en la gente. Ni siquiera lo gastó en él, pero sí en los demás: construyó un barrio. Y se enfrentó a una guerra con la DEA, la CIA, Estados Unidos y los caleños. ¿Cuánto vale una guerra? Después de que Pablo murió, me dediqué a recorrer las caletas que conocí y encontré muchas cosas, entre ellas la libreta, cartas de Manuela (su hija), de mucha gente, de sus trabajadores. Las caletas eran sitios que no estaban a la vista de todo el mundo, donde se guardaban cosas o se escondían personas. Estaban ubicadas en diferentes partes de Antioquia y le permitían a Pablo esconderse.SEMANA: ¿Encontró dinero en las caletas?A.E.: Ni un dólar. Escobar no manejaba dinero en efectivo. Si miran la historia, cuando murió encontraron unos billetes, pero él no manejaba gruesas sumas de dinero. La plata la tenían los guardaespaldas. Solamente después de Aguas Frías (sector de Medellín), cuando Pablo se voló y se subió a un taxi, y se dio cuenta de que no tenía dinero para pagar la carrera, empezó a guardar algo de plata. En esa oportunidad, tuvo que ir a la casa de un amigo para que le pagara el servicio. Había caletas que tenían dinero, otras, dinamita y unas más, armas. Miento, en una de las caletas sí encontré dinero. Eran 1.500.000 dólares. Se los mandé a Victoria (la Tata), la esposa de él, y después salieron diciendo que yo me había robado una caleta, yo no sé con cuánta plata. Yo quedé muy maluca y dije: “Juan Pablo –el hijo de Escobar– está diciendo eso, lo escribió, y yo no me quedé con eso”. Pasado el tiempo investigué, llegué al hilo y encontré quién se había robado la caleta. Si Juan Pablo hubiera tenido siquiera la milésima parte de inteligencia de Pablo, se hubiera dado cuenta de quién le había robado. Ellos se ensañaron por la envidia y el odio que me tenían, y yo fui el chivo expiatorio.SEMANA: Pero la plata de la caleta se la mandó a Victoria. Entonces, ¿quién se robó la caleta?A.E.: Ese millón y pico de dólares se los mandé a ella. Los recibió. Juan Pablo habla de otra plata que se la robaron, eran muchos millones de dólares, según él, porque yo nunca los vi.SEMANA: Entonces, Victoria, la mujer de Pablo, quedó adinerada.A.E.: Sí, pero ella dice que está aguantando hambre. Yo no sabía que el hambre engordaba.SEMANA: ¿Cómo es su relación actual con sus sobrinos Juan Pablo y Manuela, los hijos de Pablo?A.E.: Ninguna. No los considero mis sobrinos por lo mal que han hablado de Pablo, pese a lo bueno que él fue con ellos. Uno no debe traicionar a las personas que han sido buenas con uno solamente por escribir un libro y ganarse unos pesos diciendo mentiras.SEMANA: ¿Como cuáles mentiras?A.E.: Mire lo que escribió Juan Pablo, lo que dice Victoria en las entrevistas, la propia Manuela, quien dijo que ella no se acordaba del papá. Cómo no se va a acordar si tenía 9 años cuando falleció su padre, ella era la luz de los ojos de él, cómo es que le lavaron el cerebro para que dijera cosas que no son.SEMANA: ¿No habla con sus sobrinos?A.E.: No me los quiero encontrar jamás en la vida.SEMANA: ¿Ustedes, los hermanos, quedaron con propiedades de Escobar?A.E.: No. Yo tenía el penthouse de soltero de él, me lo había regalado y se lo entregué a Victoria, su esposa. No soy ambiciosa, no quiero tener cosas que no son mías. Pablo me lo había regalado, pero ella me lo reclamó y le dije: “Tome, téngalo”. La mayoría de las propiedades de Pablo las cogieron los testaferros, porque a nosotros no nos convenía tener propiedades a nombre nuestro. Algunos las devolvieron, me imagino, a Victoria, a Roberto, pero yo, honestamente, no. Otros se quedaron con ellas.SEMANA: Pablo le entregó el testamento en vida. ¿Qué dice?A.E.: Conservo el testamento de Pablo Escobar. Decía lo que le iba a dejar a Juan Pablo, su hijo, porque Manuela no había nacido. Decía que, si tenía una niña, las joyas y las obras de arte eran para ella. A los hermanos, a mi mamá y a mi papá nos dejaba la cuarta parte de libre disposición, y lo demás para Victoria. Él escribió el testamento porque una vez le dio un dolor de cabeza muy fuerte, me llamó y hablamos. Yo le dije: “Pablo, yo no quiero plata de muerto, deme todo lo que me vaya a dar en vida” (risas). Y él me respondió: “Usted sabe que los mafiosos mueren jóvenes”. Él les mandó copia del testamento a los familiares. Igual, ese testamento no se cumplió. Había mucha confianza con Pablo. Una vez llegó a mi casa y me pidió que le guardara unos documentos: eran las escrituras de la Hacienda Nápoles. Tenía un mueble con muchos cajones, los desocupé y no me cabían las escrituras. Después me las pidió. Nápoles estaba a nombre de él y otra parte a nombre de Gustavo Gaviria.SEMANA: ¿Le pidió a su hermano dejar las excentricidades? Ese fue su final.A.E.: Frente a la Hacienda Nápoles no le dije nada, porque ese sitio no era para nosotros, sino para la gente. En el sitio donde estaban los animales llegué a contar 300 carros, cuyas familias entraban gratis a un zoológico particular. Eso no se había visto en Colombia. Recorrerla toda era muy difícil. Una vez fui con el administrador a pagarles a los mayordomos en los campamentos. No alcanzábamos en un día. Un día llegué a un campamento y había una niña de 5 años que se me arrimó y me dijo insistentemente: “Usted es rica, usted es rica, yo sé que es rica. ¿Usted me puede regalar unos trastecitos (silencio y llora) de muñequero?”. Conmovida, le conté a Pablo, y él, junto con Gustavo, llevaron montones de juguetes para repartir en Doradal y otras zonas. En helicópteros también les entregaban a los niños que no podían llegar a reclamar sus regalos.SEMANA: El país ha querido cerrar de una vez por todas la historia de Escobar. Quitaron la avioneta de la Hacienda Nápoles, hay leyes que buscan que no se vendan elementos del capo.A.E.: Hay mucha gente que, erróneamente, cree que los países felices no tienen historia.SEMANA: ¿Le gusta el turismo extranjero que llega a Medellín a conocer la historia de su hermano?A.E.: Me gusta el turismo extranjero, pero no la prostitución que se está generando en Medellín. Tampoco el turista que viene a consumir droga, porque acá es más barata.SEMANA: ¿Cómo veía a las mujeres que tenía su hermano?A.E.: Antes de tener dinero, no sé qué tenía Pablo, pero las mujeres estaban detrás de él. Yo estaba en cuarto de bachillerato y un día le dije: “Mirá, Pablo, haceme el favor y te conseguís una secretaria, porque no puedo estudiar contestándole el teléfono a todas las mujeres que te llaman”. Nunca fui espantamujeres. Yo les hablaba a algunas y les decía: “Mire, yo estoy aquí por mi hermano, pero usted está metida en una caleta, escondida. De pronto llega la policía y los mata. Usted es joven, bonita, tiene un futuro, no lo bote aquí. Pablo nunca se va a separar de su mujer, él es muy machista”. No me hacían caso.SEMANA: ¿Cómo le fue con Virginia Vallejo, una de las amantes de Escobar? ¿Fue el amor desenfrenado de él?A.E.: No. Virginia, a lo último, se volvió tan demandante y tan cansona que Pablo se aburrió con ella y la mandó a estudiar teatro a Estados Unidos. Le sacó el cuerpo. Ella estaba detrás del dinero, detrás de los que tenían avión. Creo que la mujer que más quiso Pablo fue Elsy Sofía Escobar Muriel, una reina de belleza.SEMANA: De otro lado, ¿por qué insiste en que a Pablo Escobar no lo mataron?A.E.: Cuando él murió, yo le examiné el cuerpo cuando lo bajaron del tejado. También lo detallé en el anfiteatro y tenía un tiro en la sien. Segundo, Pablo siempre me dijo que la persona que se suicidaba no era cobarde, sino valiente. Tercero, él admiraba mucho a un escritor que se quitó la vida en Brasil con su esposa. No le parecía horrible el suicidio. Cuarto, una vez estaba conversando con él y puso el revólver encima de la mesa. Yo le dije: “Pablo, a vos te persiguen con todas las armas del mundo y te defenderás con ese revólver”. Me miró a los ojos y me respondió: “Usted no sabe para qué es este revólver”. Entendí que era para suicidarse.SEMANA: Pero el coronel (r) Hugo Aguilar dijo que él fue quien activó el arma que terminó con la vida de Escobar.A.E.: Dejemos así. Esa es mi versión. Sé de muy buena fuente que el certificado de defunción lo alteraron. Quien cobró la recompensa de los 10 millones de dólares, que ojalá le sirvan para que haga una labor social con ellos, que los gaste en Colombia. A Pablo lo mataron, según las versiones, cuatro o cinco personas. ¿Se imagina a Pablo en el techo de una casa, todos apuntándole? Lo hubieran vuelto un colador a tiros. El cuerpo de Pablo permanece enterrado en el cementerio.SEMANA: Fabio Ochoa regresó a Colombia. ¿Pablo qué decía de él?A.E.: Pablo me dijo que Fabio Ochoa lo iba a entregar. Supe de una carta que Pablo les escribió a los Ochoa, no recuerdo a cuál, y les dijo: “Nunca serás mi enemigo, pero jamás volverás a ser mi amigo”. Pablo me contó la historia: él compró un Renault 4, a él le mandaban la lista de las placas de los carros suyos que tenían los Pepes y que pretendían atacar. Fabito Ochoa lo mandó a llamar para conversar con él, y Pablo se fue en ese carro, que no había sacado, que nadie sabía que tenía, y allá miró a la mujer de Fabito apuntando las placas del vehículo. Al otro día, en la lista que le pasaron a Pablo, estaba la placa de su auto nuevo. Juzgue.SEMANA: ¿Qué tantas verdades dijo Jhon Jairo Velásquez, alias Popeye?A.E.: (Risas) Popeye estaba loco. Hablaba y hablaba. Algunos son muy valientes con un arma en la mano, pero, cuando no la tienen, la cuestión es muy distinta. Él dijo muchísimas mentiras. Ese era otro que quería hacer dinero contando lo que no era. Popeye era el chofer de Delcy Sofía, la mujer que Pablo más quiso. Ella empezó a ir a El Paraíso, una de las caletas, y allá se hicieron amigos de Pablo. Él llegó en la última etapa de Escobar. No era como el Chopo, la Yuca.SEMANA: Como hermana, ¿le pidió a Pablo parar esa guerra?A.E.: Yo le decía: “Pablo, mirá (...)”, y él me respondía que estábamos en una guerra; si no respondía, acababan con la familia y con él. Hablé con él para que no se metiera en la política, de muchas otras cosas. En algunas oportunidades me hizo caso. Estoy segura de que le salvé la vida a mucha gente. Yo hablaba con él y le hacía ver las cosas. Pero yo no pude con todo esto, con toda esa guerra que se nos vino encima.SEMANA: ¿Cómo hacía para estar cerca de Pablo y no salir untada?A.E.: Pablo no nos permitía que nos metiéramos en cosas malas, nos protegió a los hermanos de eso.SEMANA: ¿Es católica?A.E.: Sí.SEMANA: ¿Pablo Escobar está en el cielo o en el infierno?A.E.: No creo en un Dios vengador ni en un Dios malo. Creo en un Dios bueno, en la reencarnación, venimos a este mundo a cumplir una misión y a aprender. Cada quien tiene su misión en este mundo. Judas, por ejemplo, la tuvo.SEMANA: ¿El narcotráfico paga?A.E.: Yo escribí algo que se llama ‘Los mandamientos del traqueto cauto’. A medida que voy avanzando en los mandamientos, les digo que no paga. Todas las cosas que la gente hace torcidas, que les hacen daño a las personas, no pagan. Tarde o temprano, la vida les cobra eso.

Medio