SEMANA: ¿Qué piensa inicialmente del decreto que se ha hecho público en las últimas horas?Julio Hoyos: Las sociedades evolucionan, y las legislaciones cambian en función de los pactos sociales sobre el ejercicio de la sexualidad, que es compleja y no se rige por un instinto como en el mundo animal, sino que está regulada por los vínculos sociales. Así, en cada época y cultura, existen normas sobre lo que es aceptable o no, y eso se va regulando. En este momento, y siempre se lo digo a mis estudiantes, coexisten posturas muy liberales con posiciones conservadoras. Nada garantiza el triunfo de una sobre la otra. La historia humana ha demostrado que podemos llegar a ser más conservadores o más libertarios, y eso es parte del curso de las sociedades.Un aspecto fundamental del decreto actual es la autodeterminación de la identidad de género, pero aquí surge una cuestión compleja: nombrarse de un modo u otro nunca es un acto solitario, siempre es en relación con el otro. Llamarse hombre o mujer implica una referencia social, y lo mismo ocurre al nombrarse homosexual, trans, lesbiana, cisgénero, o binario. Estas son categorías que responden a un discurso social que establece los términos.SEMANA: Hay gente que alega que puede afectar la identidad...J.H.: Con respecto a la infancia, encuentro que el término “identidad” puede ser problemático. En términos psíquicos, la identidad es más bien una serie de identificaciones, y estas cambian, especialmente en niños y adolescentes que están en proceso de construcción de su autoconcepto. Un día pueden identificarse como futbolistas, otro como personajes de ficción, y cada experiencia refleja una identificación temporal. Esto es lo que llamamos “identificación” y no debe confundirse con una identidad fija.Otro punto importante del decreto es el tema de la diversidad sexual y la regulación sobre la autonomía en decisiones sexuales para menores. La mayoría de las legislaciones prohíben los encuentros sexuales entre menores, pero permiten cierta autonomía en el tema de la identidad de género, que es algo más mutable. Aunque sea menos problemático que esto solo figure en un documento y no implique cambios físicos, es importante que esta diversidad se aborde de manera consciente y cuidadosa, sobre todo en decisiones significativas.Los elementos que definen a una persona en la sociedad, como el nombre, los apellidos, la raza y el género, tienen un trasfondo profundo. Cada uno de estos aspectos contiene una historia, y cambiar o elegir ciertos identificadores no es una cuestión trivial. Particularmente con niños y adolescentes, debería haber un acompañamiento adecuado, no solo de padres y maestros, sino también de profesionales en salud mental. Este acompañamiento asegura que la decisión sea realmente autónoma y evita que se tome de manera precipitada.SEMANA: ¿Cómo entender la capacidad de los niños para tomar decisiones relacionadas con cambios de género?J.H.: Es un tema complejo. La construcción de la identidad humana es un proceso, y no es algo que ocurra en aislamiento, sino en referencia al otro. Por ejemplo, tener determinada anatomía no dicta el comportamiento social y psíquico. En términos biológicos, podemos hablar de machos y hembras humanos, pero los roles de “hombre” y “mujer” son construcciones sociales. Si fuera algo determinado exclusivamente por la biología, no haría falta que el discurso social nos indicara cómo “ser hombre” o “ser mujer”.Así que un niño se identificará con ciertas cosas y habrá diversas formas de ser hombre o mujer. No todos los niños deben gustar del fútbol ni todas las niñas de las muñecas. Hay una oferta amplia de posibilidades, y la falta de ajuste a un estereotipo no significa que se deba buscar automáticamente otra identidad. La noción de autodeterminación no es algo que ocurra en un vacío social, sino que está en constante diálogo con el entorno. Por eso es importante escuchar a los niños y adolescentes para entender cómo llegan a su experiencia de ser.SEMANA: ¿Hay estudios científicos que indiquen cuándo comienza la identificación de una persona con un sexo o género específico?J.H.: No es una cuestión de edad cronológica, sino de proceso. Algunos lo desarrollan antes y otros después. La Corte Constitucional de Colombia ha utilizado ciertos criterios de expertos, pero no existe una verdad comprobada. Es un tema que depende de las relaciones con el entorno y es único para cada sujeto.Es importante escuchar a los menores sin prejuzgar ni satanizar. Si realmente sienten que un cambio es su mejor elección, se les debe dar la oportunidad, aunque es fundamental entender que hay identificaciones temporales que pueden pasar, algo que es muy común en los colegios. Países como algunos de Europa, que tomaron una posición liberal hace unos años, ahora están restringiendo los tratamientos hormonales para menores debido a su carácter irreversible.SEMANA: ¿Cómo se abordan estas cuestiones en Europa, Estados Unidos y otros lugares?J.H.: En la última década, las legislaciones han cambiado, empezando en Europa. Países como Holanda, Francia, e Italia han sido pioneros. En América Latina, Argentina ha tenido una legislación avanzada en este sentido, y recientemente España también ha implementado regulaciones al respecto. En Colombia, en cambio, no existe una legislación unificada; solo sentencias que crean jurisprudencia. En EE.UU., al ser un país federal, los estados tienen posturas variadas, con algunos que apoyan las transiciones y otros que las restringen. En última instancia, los estados intentan estar en sintonía con las prácticas culturales de cada época, y cada cultura, en cada momento, define lo que permite o no en relación con la sexualidad.SEMANA: ¿Cuáles pueden ser los impactos emocionales para niños y adolescentes que viven bajo un género que sienten que no les pertenece?J.H.: Las experiencias y vivencias en torno a la sexualidad son complejas para cualquier persona. Esto incluye inseguridades sobre el desempeño sexual, las preferencias de pareja y hasta los comentarios sobre la apariencia o expresión de género. Los efectos son variados; en algunos casos, la posibilidad de hacer una transición aporta mucha tranquilidad, mientras que en otros, hemos visto personas que se arrepienten y buscan revertir decisiones que tomaron demasiado pronto. En Europa, por ejemplo, esto ha llevado a que algunos países restrinjan los tratamientos hormonales para menores de edad. Estos casos demuestran la importancia de escuchar individualmente y no apresurarse. El acompañamiento adecuado puede ayudar a determinar si un cambio es realmente la mejor opción para cada persona.SEMANA: Finalmente, ¿qué recomendaciones podría darles a los padres y tutores que se enfrentan a este tipo de situaciones?J.H.: Escuchar, escuchar y no apresurarse. También es fundamental que busquen el apoyo de un profesional de salud mental que pueda acompañar tanto a los padres como al niño o adolescente en sus preguntas sobre identidad de género. No se trata de cuestionar desde un punto de vista moral, sino de explorar esas preguntas desde una perspectiva clínica. En este proceso, lo importante es no juzgar, sino comprender: ¿por qué se ha llegado a esa decisión? Es una exploración, no una imposición.