Chaquetas color verde recubiertas con camuflaje tipo ejército de manera artesanal, pantalones de la misma tela y tonalidad, así como gorros tipo pasamontañas, guantes y una cortina de manchas verde, guardados en una maleta gris con negro fueron encontrados en uno de los patios de máxima seguridad de la cárcel La Picota, en Bogotá, prendiendo las alarmas los guardias del Inpec.La incautación, realizada en el pabellón 31 de la estructura 3 del centro penitenciario, permitió frustrar un plan de fuga en el penal, descubierto al mediodía del sábado 26 de octubre. Esto fue posible tras un aviso de la Policía Judicial, que identificó un conjunto de elementos sospechosos, presumiblemente destinados a los reclusos de alta peligrosidad que están confinados en esa cárcel.La Policía Judicial investiga cómo ingresaron los artículos sospechosos a la Picota, así como los pormenores de la posible fuga.En la misma semana han ocurrido dos intentos de fuga en el país, pues el pasado 24 de octubre en una inspección a reclusos del pabellón dos de la cárcel de mediana seguridad de La Vega, ubicada en Sincelejo, Sucre, se desencadenó un motín que fue aprovechado por dos reclusos para intentar fugarse, trepando un muro de la cárcel. No lograron su cometido debido a que uno de los guardias realizó disparos al aire libre con el fin de disuadirlos.Otros casosTres meses atrás, en julio de 2024, se escaparon de la Picota Eusebio de Jesús Agudelo Hernández y Sebastián Molina López, ambos presuntos integrantes del Clan del Golfo y del grupo armado Los Rastrojos. Los dos reos lograron salir de la estructura nueva del centro carcelario a través de una ventana y posteriormente por la parte posterior del complejo. Los guardias del Inpec notaron la ausencia de los reclusos solo cuando realizaron un conteo de los internos.La Procuraduría investiga si los guardias colaboraron en la fuga de estos dos peligrosos internos de la Picota, una cárcel con una capacidad para albergar más de 4.000 presos.Sin embargo, una de la fuga más sonada de La Picota, cárcel que está ubicada al sur de Bogotá, fue en 2022 cuando se voló Juan Larrinson Castro, alias Matamba, vestido de guardia. Salió con toda tranquilidad por las puertas del penal como si fuera su casa y se fue en un vehículo que lo esperaba a la salida.Este escape ha tenido además varias repercusiones en agentes del Estado que habrían estado implicados borrando las imágenes de las cámaras de seguridad que captaron la fuga, así como facilitando todo el proceso. Por este caso, el pasado 23 de agosto fue capturado el patrullero de la Policía Leonel Saavedra Osorio, una de las piezas clave en todo el entramado criminal que rodeó la insólita fuga y que pone sobre la mesa el papel cómplice de las autoridades.Un caso diferente es el del recluso John Fahin Salguero, condenado por homicidio, quien en julio pasado aprovechó una cita médica para escapar. Durante una sesión de diálisis, se dio a la fuga cuando uno de los guardias salió a tomar un café. Salguero abandonó el centro médico caminando, pero, dos días después, regresó arrepentido.Cuando volvió, se presentó solo, sin apuros y advirtiendo a los guardias de la entrada principal de La Picota que era un huésped de esa cárcel y que aunque quiso convertirse en prófugo, no le cuadró la vida de forajido rebelde. En otras palabras, Salguero básicamente se fue de puente. Estuvo el fin de semana en libertad mientras los guardianes pasaban, quizá, su peor momento.