“Mi coronel no me había dicho que tocaba comprar una carne y unos pollos y hasta ahora voy llegando a la Floresta, por eso me demoro”, es el audio de un patrullero, subalterno de la coronel Andrea Cáceres, directora de talento humano de la Policía y mano derecha del director de la institución, general William René Salamanca, mientras explicaba que estaba haciendo mercado por orden de su jefe, en un vehículo de la institución, curiosamente asignado a la Metropolitana de Bogotá, pero que no se usaba para proteger la ciudad sino para asuntos personales de Cáceres.La coronel que, según el audio en poder de SEMANA, ordenó al patrullero hacer mercado, tiene privilegios que podrían convertirse en una investigación disciplinaria y hasta penal, por el presunto uso indebido de los recursos técnicos y humanos de la Policía, como quedó en evidencia con decenas de conversaciones, fotos y videos.Hacer el mercado para la oficial es apenas una de tantas actividades personales que, al parecer deben cumplir los policías bajo el mando de la coronel Cáceres. Irónicamente, son órdenes de la oficial que dispone del talento humano en la institución. La coronel es quien decide la ubicación y las condiciones laborales de los policías en Colombia, según la denuncia, en este caso, para sus asuntos personales.La investigación de la Fiscalía tiene un listado de pruebas que incluyen documentos, conversaciones, audios, fotos y detalles que advierten cómo la coronel, denunciada también por violencia intrafamiliar, convirtió presuntamente a sus subalternos en empleados a cargo de los mandados en su casa, el cuidado y las tareas de su hijo menor de edad.La oficial, que ostenta un alto cargo en la Policía, básicamente el control y la disposición de los uniformados en todo el país, decidió, según la investigación, utilizar los vehículos de la institución y a los uniformados para hacer mandados, ruta escolar y hasta realizar trasteos en medio de una disputa familiar. Así quedó como constancia en fotos y minutas de vigilancia.En las conversaciones que conoció SEMANA se escucha al uniformado, aparentemente molesto con los mandados o encargos de la coronel Cáceres, en horarios laborales y actividades muy distintas a las que, por ley, debe cumplir. El patrullero advierte que tiene que hacer mercado y recoger a familiares de la oficial.“Bajaba yo con el almuerzo y me marcó, que recogiera a la mamá, que al niño, y que tal; pues, bueno sí normal, pero obviamente ahí corriendo, tampoco aplica así”, señala el uniformado en las conversaciones en las que quedan claras sus actividades de taxista, mensajero y domiciliario, muy alejadas a su función, pero siempre ordenadas por la coronel.En las mismas conversaciones, que hacen parte del expediente por violencia intrafamiliar contra la coronel Cáceres, hay una que llama la atención y advierte que el vehículo institucional, que no es patrulla y está asignado a la oficial, se habría convertido en la ruta escolar de su hijo.La coronel retiró al menor de la ruta en el colegio y en adelante esa función la empezó a cumplir el patrullero, subalterno de la directora de Talento Humano de la Policía, en el vehículo que le fue asignado y que, según pudo establecer la Fiscalía, está a nombre de la Policía Metropolitana de Bogotá. Más grave aún, la ciudad está en crisis de seguridad y ese carro, que debería estar en las calles patrullando, al parecer está a discreción de los asuntos familiares de la coronel Cáceres.Adicionalmente, el vehículo, con el patrullero como conductor, según las minutas de vigilancia en el conjunto residencial donde vivía la coronel, fue utilizado para un trasteo, particularmente mover unas cajas del apartamento que fue desocupado por la oficial en un proceso de separación de su esposo.Nuevamente, la camioneta institucional habría sido utilizada en actividades completamente distintas para las que fue adquirida, mientras que en la ciudad de Bogotá, en ocasiones, los policías deben esperar meses para la asignación de vehículos destinados a los servicios de vigilancia y seguridad en la capital.Como si fuera poco, el patrullero, que se encarga de hacer el mercado de la coronel, también tiene que convertirse en niñero mientras la directora de Talento Humano cumple las obligaciones de su cargo, según las denuncias. En las conversaciones, audios y fotos, se observa al policía en un parque junto a los columpios y cuidando al hijo de la coronel.Incluso, en otras conversaciones que se sumaron al expediente por violencia intrafamiliar contra la directora de talento humano de la Policía, se lee cómo, supuestamente, a través de la secretaria de la coronel, se remiten, por orden de la oficial, las tareas del colegio del menor. La niñera acusa el recibido de las tareas en la misma conversación. “Mi Noricita hermosa. Buenas noches, con la jefe te envío en un sobre de manila tres hojas para la tarea de ética y valores de mi chiquitín, para que por favor le digas al niño en la mañana y se las echen en la maleta”, señala el mensaje que llegó a la niñera, supuestamente de la secretaria, subalterna de la coronel Cáceres.El expedienteAdemás del complejo escenario para la directora de talento humano de la Policía, condensado en las pruebas y por el presunto uso y el abuso indebido de los equipos y uniformados a su mando, la coronel Andrea Cáceres enfrenta otro lío mayor con la justicia. Irónicamente, la oficial encargada del talento humano y el bienestar de los policías tiene un proceso por violencia intrafamiliar.Con su exesposo se enfrenta y han cruzado denuncias. Sin embargo, fue en contra de la coronel Cáceres que se fijaron unas medidas de protección, en favor de su expareja, para que, entre otras cosas, “cese todo acto de violencia física, verbal, psicológica, sexual, patrimonial, económica, agresión, amenaza, intimidación, acoso, humillación, escándalo o en general cualquier acto que pueda vulnerar los derechos” de su exesposo. Las medidas de protección son extremas y resulta particular que quien aparece como causa de riesgo contra su propia familia es la misma oficial que en la Policía ostentó, hace unos años, el cargo de atención a la mujer y la familia. “Que cualquier acto de retaliación o venganza en contra de la accionante, se considerará incumplimiento a las órdenes de protección provisionales aquí impuestas”, señalan las medidas de protección.La coronel Andrea Cáceres también denunció a su exesposo por violencia intrafamiliar. El proceso llegó a un juzgado de familia que, tras analizar el caso, lo cerró, por no encontrar pruebas o evidencias de violencia física o verbal en contra de la oficial. La decisión fue apelada por la coronel y nuevamente, en segunda instancia, confirmaron que no existieron los actos de violencia, denunciados por la uniformada.Por estos mismos hechos, a la coronel Cáceres le abrieron una investigación en la inspección de la institución, con la ágil respuesta de un archivo exprés. Sin embargo, el mismo centro de conciliación de la Policía citó a las partes y la coronel no asistió. En un documento quedó la constancia.La Fiscalía también investiga lo que sería una suplantación de identidad, un hecho que quedó en una supuesta constancia de una visita de agentes del CTI al lugar de trabajo del exesposo de la coronel Cáceres en el ICBF. Los supuestos agentes advirtieron la denuncia contra el hombre y posteriormente le cancelaron el contrato con la entidad. Para los investigadores hay un excesivo abuso de poder y mal uso de los equipos y los recursos humanos de la Policía en favor de la coronel Andrea Cáceres, que fue consultada por SEMANA, a través de la oficina de prensa de la Policía. Sin embargo, desde allí advirtieron que no habría pronunciamiento de la oficial ni de la institución.