Las elecciones en Estados Unidos determinarán el futuro de la migración en el continente. La definición entre el expresidente Donald Trump y la vicepresidenta Kamala Harris decanta el enfoque migratorio que tendrá ese país en los próximos años y el abordaje que tendrá el principal cooperante del continente para el resto de flujos de movilidad humana de la región.La decisión que tomen los estadounidenses en las urnas este 5 de noviembre trazará una ruta de gestión migratoria que se determinará entre un enfoque colaborativo que ataca las causas de la migración, como sucedería con una eventual administración de Harris, y uno punitivo de control fronterizo, como podría darse con una segunda presidencia de Trump.El director para Latinoamérica y el Caribe del Migration Policy Institute, Diego Chaves-González, habló con SEMANA sobre el futuro de la migración hacia Estados Unidos y de la atención a la movilidad humana en ese país a partir del resultado de estas elecciones.SEMANA: ¿Qué escenarios ve usted para la migración de latinoamericanos hacia Estados Unidos en una eventual Presidencia de Donald Trump o de Kamala Harris?D.C.: Bajo una presidencia de Trump, es probable que veamos un retorno a políticas de estricta seguridad fronteriza, como el programa “Remain in Mexico” y el endurecimiento de las deportaciones. La retórica de “sellar la frontera” y deportar masivamente a millones crea un ambiente hostil para migrantes en tránsito y aquellos en espera de resolución en Estados Unidos, incrementando el riesgo de violaciones de Derechos Humanos en las zonas fronterizas y una crisis humanitaria en los países de tránsito. Además, la promesa de deportar millones enfrenta limitaciones logísticas, legales y diplomáticas, ya que requiere la cooperación de países de origen y tránsito.En contraste, Kamala Harris probablemente continuaría con la línea de la administración Biden, enfocándose en soluciones más sostenibles e inclusivas. Su enfoque ha sido fortalecer la cooperación regional, apoyando iniciativas que atiendan las causas de la migración en sus países de origen y abriendo caminos legales, como las Oficinas de Movilidad Segura. Su visión busca un balance entre la seguridad fronteriza y el desarrollo económico local en la región, lo que podría reducir el flujo de migración irregular de manera más gradual y estructural.SEMANA: ¿Qué influencia considera usted puede tener la Presidencia de Kamala Harris o de Donald Trump en las políticas migratorias que tomen países como Colombia? ¿Influirá lo que suceda en Estados Unidos en las políticas internas migratorias de Colombia?D.C.: La influencia de Estados Unidos en las políticas migratorias de países como Colombia es innegable. Con Kamala Harris, se espera una continuidad en la cooperación regional, reforzando iniciativas como la Declaración de Los Ángeles y promoviendo vías legales y de integración que puedan abordar las causas estructurales de la migración. Esto incentivaría a Colombia a profundizar sus políticas de regularización e integración de migrantes.En cuanto a Trump, aunque su política migratoria se centraría en un enfoque restrictivo y de control, lo cual podría presionar a Colombia a endurecer sus propias medidas de control fronterizo, vale la pena señalar que durante su primera administración los republicanos adoptaron un enfoque pragmático. Entendieron que fortalecer la integración y el desarrollo en países como Colombia, Ecuador y Perú reduciría la movilidad irregular, lo que resultó en el mayor flujo de recursos hacia América Latina y el Caribe, incluyendo fondos concesionales que ayudaron a enfrentar la crisis migratoria.No necesariamente será igual en una nueva administración, pero este pragmatismo podría mantenerse, reconociendo que un apoyo estratégico a los países de origen contribuye a reducir la migración irregular. Aunque la narrativa de Trump pueda endurecerse, es probable que las políticas mantengan un enfoque práctico que considere estas realidades en la región.SEMANA: ¿Qué rol tienen estas elecciones en Estados Unidos para la migración?D.C.: Esta elección en Estados Unidos tiene un rol crucial en definir el futuro de la migración en la región, ya que influye tanto en los flujos migratorios hacia el norte como en las políticas internas de países latinoamericanos. La elección entre un enfoque colaborativo que ataca las causas de la migración, como el de Harris, y uno punitivo de control fronterizo, como el de Trump, es trascendental. Los cambios de liderazgo en EE.UU. pueden llevar a una política de puertas abiertas y cooperación, o a una de contención y deportación masiva, afectando las dinámicas de movilidad humana en toda la región y exacerbando la retórica antiinmigrante.Además, independientemente del resultado, el impacto de la elección en las comunidades migrantes en tránsito y en aquellos en espera en Estados Unidos será significativo. Por un lado, podría abrir nuevas vías de movilidad y fortalecer el rol de Estados Unidos. en la protección de derechos. Por otro lado, podría intensificar las deportaciones y dificultar la integración en la región. La elección, en suma, no solo afecta a Estados Unidos, sino que modela el contexto migratorio de toda América Latina.