“Cojamos a los tigres”. esa fue la frase con la que habría iniciado la estrategia entre María Alejandra Benavides, asesora del entonces ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, y el viceministro en ese momento, Diego Guevara, para la compra corrupta de la conciencia de los congresistas de la Comisión de Crédito Público. Todo a través de contratos de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).